Estudio de huella ecológica revela colapso agrícola de Venezuela entre 2012 y 2017

 efectococuyo.com


Una actualización del informe mundial de la Global Footprint Network (Red Global de Huella Ecológica) dado a conocer el 18 de noviembre de 2020 revela que por quinto año consecutivo se redujo el promedio de consumo de recursos naturales por persona en el país, conocida como huella ecológica, debido a la caída de la industria agrícola. El informe, que analiza a 212 países y territorios, indica que la caída de la pesca, la ganadería, la construcción e incluso del aprovechamiento forestal como razones para esta reducción.

Este colapso de las industrias extractivistas, que no brinda detalles sobre deforestación por minería pero sí para uso de madera como combustible, fue reseñado en un perfil sobre Venezuela en su actualización de 2019 (con datos hasta 2016) cuando sus estimaciones encontraron que la reducción de estas actividades económicas-especialmente las agrícolas– equiparaban la huella ecológica con la capacidad natural de las áreas naturales de generar productos ambientales.


El nuevo informe fue elaborado por más de 70 organizaciones científicas de todo el mundo, incluyendo la Universidad de York, con datos verificados de varias fuentes internacionales desde 1961. Se resumen en un mapa global que muestra los datos sobre biocapacidad, huella ecológica, promedios per cápita y balance entre ambos. En el caso de la recolección y verificación de los datos de Venezuela, que se pueden consultar y descargar aquí, le dan un nivel de calidad 3A, el más alto. Se refieren a las bases internacionales consultadas, no a las proporcionadas por el propio país.

Las mediciones de biocapacidad y huella ecológica se hacen en hectáreas globales. Esta es una medida aceptada de forma universal que permite medir la productividad biológica de una hectárea de tierra, según sea un cultivo, un bosque, dentro de un cuerpo de agua, por ejemplo. Una siembre de maíz es más productivo que una sabana, por ejemplo, así como una hectárea de bosque lo es más que una de ciudad. Usando factores de conversión y equivalencia, se pueden comparar entre países.

La biocapacidad es la producción de bienes naturales como agua, oxígeno, madera, frutos, peces, petróleo o carbón, mientras que la huella ecológica equivaldría al consumo de los mismos. El balance, que produce déficit o reserva, vendría de restar la huella a la biocapacidad.




Colapso en datos

El impacto ambiental por el espacio construido se redujo 2,34% entre 2016 y 2017 pero la caída desde 2012 es de 28,6%. De acuerdo al informe, esta área es calculada por el territorio que es cubierto por infraestructura, incluyendo transporte, vivienda, estructuras industriales y espacios reservados para hidroeléctricas. Su biocapacidad es la misma que su huella ecológica.

Por su parte, la emisión de CO2 por consumo de combustibles fósiles (gasolina, diésel, carbón) muestra una caída de 9,17% en un año y 32,6% en un quinquenio. En este caso todo su aporte es a la huella ecológica, nada a la biocapacidad.


En cuanto a tierras agrícolas, la reducción anual de su balance ecológico -biocapacidad menos huella- es similar, con 1,5% menos en 2016 pero en cinco años asciende a 57,5%. Esto la convertiría en la principal fuente de improductividad y al mismo tiempo de reducción de huella ecológica. Este estudio hace una evaluación por cada país, lo que toma en cuenta tanto el rendimiento agrícola como factores propios de la geografía para establecer comparaciones equiparables.

La ganadería muestra un balance entre huella y biocapacidad para 2017, debido a una caída de la productividad desde 2012 mientras la biocapacidad se mantenía casi igual. La huella ecológica bajó en ese mismo tiempo 23,1%, que es un reflejo de la caída de productividad.
Reservas y oportunidades

Vale resaltar que al comparar biocapacidad contra explotación, el informe señala que las pesquerías y los bosques están en reserva ecológica al producir más de lo que se explota. Los espacios acuáticos generan 7.324.900 gha mientras la explotación se eleva a 2.275.417 gha, además este balance positivo subió 5,1% en 2017. Mucho más amplia ventaja brindan los bosques, con 52 millones de gha de productos ambientales menos 2,5 millones aprovechados. En 2017 este superávit se elevó 19,8%.

Sin embargo, similar a la ganadería está ganancia ecológica no son todas buenas noticias, pues con -9,7% y -14,6% de la huella ecológica, sin políticas ambientales sino por falta de aprovechamiento.

La reserva ecológica por bosques, que asciende a 49,6 millones de gha, es aún superior a la huella ecológica por combustibles fósiles que ascendió a 42,3 millones de gha. Esto revela tanto la oportunidad que tiene el país de prestar servicios ambientales y aprovecharlos para el ecoturismo así como la necesidad de una transición energética pues en 2015 la situación era al revés.
Dudas razonables en casa

La falta de datos ambientales nacionales podría estar ocultando nuestra verdadera huella ecológica como reseñó Efecto Cocuyo en su capítulo Cambio Climático de su especial Venezuela Sin Datos. Expertos consultados hablaron de la falta de estadísticas oficiales sobre generación y tratamiento de residuos sólidos, deforestación, minería, calidad del agua de embalses y cuerpos de agua, salud de ecosistemas e hidrometeorología. Así mismo cómo la tala para abrir conucos o explotar oro en Carabobo y Yaracuy podrían aumentar la huella ecológica y reducir la biocapacidad.

Sobre el nuevo informe, Efecto Cocuyo habló con la bióloga Tina Oliveira, directora de la ONG Wataniba, la cual junto con Provita, forman parte de la red de monitoreo de Raisg (Red Socioamambiental de Información Geolocalizada) para medir deforestación por minería en Venezuela.

“No hemos disminuido en parámetros de huella ecológica como producto de una estrategia nacional sino como consecuencia del cese en nuestra capacidad productiva, pública y privada. Esto hasta 2017 -como indica el informe- pero a partir de 2019 es posible que se comience a ver el efecto contrario”.

Para ejemplificar, vale recordar la mejora en la calidad del aire por las restricciones de la pandemia, especialmente circulación de vehículos, pero que no ha llevado a una menor emisión de CO2 porque seguimos usando combustibles fósiles.


Oliveira dice que pudimos tener hasta 2017 una “burbuja” por el colapso económico que ya habría desaparecido por acciones como la explotación del Arco Minero, la deforestación por leña y minería, así como la contaminación de cuerpos de agua por estas actividades.

Sin embargo, advierte que la falta de datos por la parálisis casi total de universidades y centros de investigación podrían mostrar datos engañosos o insuficientes a futuro, cuando ya la huella ecológica debería subir por las malas prácticas nacidas por la falla general de servicios básicos.

Posición mundial

Una tabla con todos los países evaluado permite ubicar a Venezuela en el contexto global.

Con 80,1 millones de hectáreas globales de biocapacidad, el país ocupa el puesto 24 del mundo. Al mismo tiempo, con 73 millones de hectáreas globales de consumo ecológico, baja hasta la posición 41. Esta diferencia, de 7,1 millones, se denomina reserva ecológica. En caso contrario se hablaría de déficit.

En esa categoría el país está en la lista de países con reserva. Con 10% de reserva, sólo supera a Myanmar, Chad y Mali. La lista es encabezada por tres países vecinos de Venezuela: Guyana Francesa (3.950%), Surinam (2,930%) y Guyana (2,090%).

En los casos de biocapacidad y huella ecológica, aunque no alteran la existencia de una reserva, deben ajustarse. La Red calculó esto al dividir ambas estadísticas con una población de 31.977.100 personas. En cambio, para esta nota ajustaremos el estimado para 28,5 millones como estimó la Encovi 2020.

Así la biocapacidad del territorio por persona pasa de 2,6 hectáreas globales al año (gha) a 2,81 mientras que la huella ecológica subiría de 2,3 a 2,56 gha. Por lo visto, el balance se mantiene intacto, 0,25 gha. Esto resulta de dividir las 7,1 millones de gha de reserva entre la población de 28,5 millones.

De esta manera Venezuela se ubicaría realmente en el puesto 93 entre los que más tienen huella ecológica, en vez de 101. Similarmente, el país subiría al puesto 42 entre los que tienen más biocapacidad por persona, en lugar de ubicarse en el 52.
Líderes mundiales

Brasil, China y Estados Unidos son los países con mayor biocapacidad total del planeta pero al ajustar por población, los ciudadanos con más servicios ambientales son los que viven en los tres territorios al este de Venezuela.

En cuanto a huella ecológica, China, Estados Unidos e India son los mayores consumidores.

China supera su biocapacidad por 302%, Estados Unidos 133% e India 177% mientras Brasil aún mantiene una reserva de 206%. Sólo Chile está en déficit en Latinoamérica, área rica en recursos naturales.

En Europa solo Finlandia, Noruega y Suecia están en verde, así como los inmensos Australia, Canadá y Rusia.

Los países con mayores huellas ecológicas por persona Catar, Luxemburgo y Emiratos Árabes Unidos, de territorios y biocapacidades muy pequeñas.

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