Quizás, en ocasiones, te ocurra como a nosotros y te sientas pequeño e impotente ante el desafío que supone la sostenibilidad de nuestro estilo de vida. Y es mucho mayor si pensamos en las generaciones venideras y en el Planeta que les vamos a dejar.
Pero lejos de caer en el desánimo, y tras reflexionar sobre lo que está en nuestra mano, descubrimos que uno de los grandes pilares para ese cambio a un estilo de vida sostenible es la responsabilidad individual y especialmente, la ejercida a través de un acto diario, y casi inconsciente muchas veces. Nos referimos al consumo y a los hábitos que genera.
Mucho se habla del consumo responsable y del consumo consciente. Las 2 acepciones requieren de la información oportuna y adecuada para decidir. Cuando los consumidores optamos por un producto o servicio, por un medio de comunicación u otro, le estamos mostrando nuestro apoyo y, por tanto, apoyamos a la organización que lo produce y al entorno que lo soporta.
En una sociedad en democracia, el ciudadano cuenta con su voto. Pero también cuanta con su consumo. A raíz de este hallazgo, que por otra parte siempre había estado allí, comenzó nuestro interés por localizar movimientos y pensamientos que desarrollaran este potencial.
No tardamos en encontrar postulados que nos indicaban que no estábamos desencaminados, entre los que vamos a destacar 2: el movimiento Knowcosters y el proyecto Carro de Combate. Del primero nos vamos a ocupar en este artículo, y del segundo, que propugna que consumir es un acto político, lo haremos en una próxima entrega.
La esencia de Knowcosters es el libro homónimo titulado Knowcosters: cuando el low cost es el mal, que analiza la influencia que podemos desarrollar cada uno de nosotros a través de nuestro consumo, y las trampas y las consecuencias del fenómeno denominado low cost ó bajo coste.
Coincide en que la desinformación lleva a que ignoremos las repercusiones que tiene el consumo en nuestro modelo de sociedad, e inciden en que con el conocimiento adecuado posiblemente cambiaríamos nuestra forma de actuar.
Este movimiento se formalizó hace unos 5 años en la Fundación Knowcosters, entidad sin ánimo de lucro, que trabaja para conseguir mejoras sociales y el mantenimiento del Estado de Bienestar, ofreciéndole al ciudadano las mencionadas herramientas informativas que le permitan ejercer su consumo de forma sostenible y responsable.
Knowcosters persigue proporcionar al consumidor información útil, de forma sencilla, para que pueda saber de dónde vienen los productos y hacia dónde nos llevan
¿Cómo se materializan estas herramientas de información? Vamos a destacar 2:
Huella Fiscal
Los impuestos que pagan las empresas contribuyen al desarrollo económico y social del país donde operan, al igual que lo hacen los impuestos que pagamos los ciudadanos.
Cuando compramos en una tienda online, creemos estar haciéndolo en el país donde ejecutamos la compra. A veces es así, pero otras muchas nuestro dinero acaba en otros sistemas fiscales. Por eso, saber a dónde van nuestros impuestos es una información que los consumidores debemos conocer.
Con un distintivo denominado Huella Fiscal se informa del país donde pagan sus impuestos (IVA e Impuesto de Sociedades) las diferentes tiendas online. Para ello, la Fundación Knowcosters cede gratuitamente la Huella Fiscal a todas los ecommerces que la soliciten, con el único requisito de que la aportación de información sea veraz.
Triple Marcaje
Evidentemente conocer el PVP (acrónimo de Precio de Venta al Público) no es suficiente, ya que no incluye realmente todos los costes que estamos pagando por un producto. Ya sabes, esas externalidades que tienen coste y que en la mayoría de ocasiones no se reflejan el precio del producto.
Por ejemplo, si consumimos una opción que implica destrucción de empleos o degradación del medio ambiente, vamos a tener que pagarlo de nuestro bolsillo, o cobrando menos o bien con más impuestos para cubrir seguros sociales, coberturas de desempleo.
El Triple Marcaje tiene como objetivo principal informar sobre el coste real de un producto, que tendrá siempre 3 vertientes:
- PVP: valor marcado del producto.
- Coste Planeta: informa sobre lo que le costará a cada consumidor el impacto medioambiental ocasionado por la elaboración de un producto.
- Coste Estado Bienestar: indica lo que tendrá que pagar cada consumidor por las consecuencias sociales y económicas ocasionadas por el consumo de productos low cost.
Lo cierto es que este marcaje tiene cierta complejidad y tiene pinta de requerir tiempo para su implantación, pero tiene un gran potencial para aunar, de una manera objetiva e independiente, la información ecológica (por ejemplo, la que viene de la huella de carbono del producto) y la de impacto social (por ejemplo, las condiciones de los trabajadores que fabrican los productos).
En definitiva, lo que buscan estas herramientas es ayudarnos como consumidores a descubrir el poder que tenemos a la hora de perfilar nuestro estilo de vida por medio de los actos de consumo.
Y a partir de ahí, con la información en nuestra mano, la libertad de decidir es nuestra, pero de una manera consciente y responsable.
Y tú, ¿te habías planteado alguna vez lo poderoso que es tu acto de consumo? Ya sabes, como todo gran superpoder lo debes ejercer con responsabilidad y ecointeligencia
https://www.ecointeligencia.com/2018/04/poderoso-consumo-responsable/?utm_source=pocket_mylist
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