Nos han llegado noticias acerca de que las Naciones Unidas han anunciado el primer acuerdo global por el que 193 países de la organización se ponen de acuerdo acerca de la Ética de algunas cuestiones relativas al uso de la Inteligencia Artificial. Según dicen:
Suena totalmente a un Don’t be Evil con el que cualquiera estaría de acuerdo. Estas disquisiciones de un grupo de expertos que ha trabajado con diversos organismos de la ONU han quedado plasmadas en un documento de 30 páginas bajo el título Proyecto de recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial. Es el típico texto muy formal con muchos preámbulos, reconocimientos y observaciones, para luego pasar a dar algunas recomendaciones concretas al respecto, entre ellas:
- Garantizar la protección de los datos, yendo más allá de lo que hacen las empresas tecnológicas y los gobiernos para garantizar a los individuos una mayor protección, asegurando la transparencia, la agencia y el control sobre sus datos personales.
- Prohibición del uso de sistemas de IA para el «crédito social» y la vigilancia masiva.
- Favorecer los métodos de uso eficiente de los datos, la energía y los recursos.
En este último aspecto hacen especial énfasis al sugerir que «estas nuevas tecnologías deben ayudar a abordar los principales retos de nuestro mundo actual, como el aumento de las desigualdades y la crisis medioambiental, y no a profundizarlos». Cuestión un tanto obvia con la que es casi imposible estar en desacuerdo si se tienen dos dedos de frente, claro.
No he conseguido encontrar la lista de los 193 países que adoptan o firman este acuerdo, pero desde luego no creo que esté incluida China porque el uso del famoso «crédito social» está allí generalizado. E incluso me extrañaría que otros países grandes como Estados Unidos o Rusia en los que se están usando IAs para propósitos más que cuestionables lo hubieran hecho, aunque la hipocresía no tiene límites, claro. Además, tengamos en cuenta que todo esto no se refiere sólo al uso de empresas registradas en los diferentes países, sino también a usos gubernamentales, claro, donde es más doloroso el asunto si cabe. Pero, quién sabe, igual han reconsiderado y retomado el buen camino.
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