Inspirándonos en la expresión Piensa globalmente, actúa localmente vamos a revisar 5 ejemplos de acciones ecointeligentes para implantar en el ámbito de la ciudad inteligente (smart city) o ciudad verde.
Esta frase fue popularizada en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 y nos indica que desde nuestra realidad más cercana, en nuestra vida cotidiana, desde los pequeños actos individuales, se puede hacer mucho para contribuir a la resolución los grandes problemas de sostenibilidad de nuestro Planeta.
En ocasiones nos puede faltar algo de inspiración para poner en marcha iniciativas sostenibles en nuestras ciudades, por eso siempre es interesante repasar buenas ideas para comprender, adaptar y reutilizar soluciones y buenas prácticas participativas que impulsen la tan necesaria transición hacia una economía verde.
Vamos con estas 5 buenas ideas para la smart city:
1. Recompensar la reutilización y el reciclaje
El distrito de Zugló de Budapest (Hungría) se ha puesto en marcha un plan de recompensa por medio de la empresa de gestión de residuos de la ciudad para fomentar el reciclaje, el consumo responsable y la no proliferación de residuos domésticos.
Después de una encuesta inicial sobre las necesidades y actitudes locales, se construyó una plataforma digital que conecta a los ciudadanos con varios puntos verdes donde pueden dejar artículos reciclables y reutilizables, lo que posibilita ganar cupones canjeables por bienes o servicios que son proporcionados por patrocinadores locales.
Las escuelas y organizaciones como el zoológico de Budapest se están uniendo a estas actividades para promover la economía circular.
Esta iniciativa tiene su origen en la ciudad española de Santiago de Compostela que motivó a las personas de su iniciativa llamada TropaVerde, ¡reciclaje gratificante!, que anima a los involucrados a difundir buenas prácticas en otras ciudades de la Unión Europea (UE).
2. Traer de nuevo las abejas
Un nuevo camino de las abejas guía a los visitantes por los sitios relacionados con las abejas y la miel en la ciudad polaca de Bydgoszcz.
Esta dulce solución fue desarrollada por un grupo de apicultores, maestros, empresarios, investigadores, guías turísticos y lugareños interesados por recuperar las poblaciones de estos insectos tan necesarios.
Todos juntos identificaron 16 lugares en su ciudad con capacidad para albergar colmenas y desarrollar su potencial melífero, yendo desde el techo de una universidad hasta el jardín botánico.
Bydgoszcz es una de las 6 ciudades de la UE que enriquecen su jungla urbana con abejas, adoptando el exitoso camino de las abejas de Liubliana (Eslovenia).
De esta iniciativa se están beneficiando la educación, el turismo, la biodiversidad y los negocios locales, surgiendo nuevos jardines de flores amigables con las abejas y que apoyan la celebración del Día Mundial de las Abejas y la promoción de la miel producida a nivel local.
3. Vincular arte y cultura con el activismo climático
Un movimiento de eventos culturales ecológicos y un compromiso con la reducción de las emisiones de carbono está siendo desarrollado en la ciudad de Mantua (Italia), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, gracias a las nuevas sinergias entre el sector cultural y el activismo climático.
Mantua ha adoptado este enfoque procedente del Equipo de Sostenibilidad de las Artes de Manchester (Reino Unido), que se formó en 2011 para explorar cómo el sector de las artes y la cultura podría contribuir a la primera estrategia de cambio climático de la ciudad.
El esquema intersectorial adoptado en Mantua ha provocado mejoras que van desde vasos reutilizables hasta autobuses de biogás, contribuyendo a una nueva estrategia de ciudad libre de plástico, criterios ambientales en el plan de gestión de la ciudad de la UNESCO y una contratación pública ecológica para eventos culturales.
4. Crear una granja municipal para abastecer a los comedores locales
Con una ambiciosa política alimentaria sostenible, la ciudad búlgara de Troyan decidió construir una granja municipal desde cero y utilizar sus productos en las comidas escolares.
Para ello se emplearon 2 años en aprender del trabajo pionero de Mouans-Sartoux (Francia) denominado catering colectivo escolar, logrando que la granja de Troyan ya haya empezado a suministrar frutas y verduras orgánicas.
Para lograr esto, la ciudad ha aprendido nuevas técnicas de contratación pública y ha adoptado un enfoque paso a paso, inicialmente con el objetivo de proporcionar la mitad de las verduras necesarias para los comedores locales, para luego expandir la producción a su totalidad.
Este proceso ha involucrado tanto a directores de escuelas y jardines de infancia, como a funcionarios públicos, padres y madres.
5. Cultivar huertos urbanos en las comunidades
En Lituania, Vilnius está promoviendo la jardinería urbana como una forma de luchar contra la exclusión social y reunir a los vecinos, incluso en los distritos dormitorio de alto nivel adquisitivo.
Trabajando con las partes interesadas a nivel local y con el Ministerio de Medio Ambiente, Vilnius ha desarrollado un conjunto claro de regulaciones para que las comunidades sepan cómo y dónde comenzar un huerto urbano.
Este municipio también ha publicado una guía de jardinería urbana como parte de una campaña de concienciación ambiental más amplia, y ha incluido formalmente el modelo de huertos compartidos en las políticas de desarrollo urbano de la ciudad.
En este caso la inspiración procede de Roma (Italia), cuyo proyecto de jardinería urbana resiliente comprende más de 50 hectáreas e involucra a ONGs, ciudadanos, personas desfavorecidas y minorías.
Gracias a esta iniciativa, los huertos compartidos en Vilnius ya han comenzado a crecer, continuando el desarrollo de nuevos huertos en nuevos emplazamientos.
https://www.ecointeligencia.com/2021/08/ideas-smart-city/?utm_source=pocket_mylist
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