El Pacto Verde Europeo es la palanca para una recuperación sostenible



ecointeligencia.com

La pandemia COVID-19 está provocando la mayor crisis global desde la 2ª Guerra Mundial. Lejos de aminorar sus efectos, cada día vemos como se baten registros en cualquier punto del Planeta. La incertidumbre sobre las consecuencias que vamos a sufrir hace mella sobre la economía y nuestro ánimo.

Si nos fijamos en la economía, el mayor impacto de la crisis se produce sobre la tasa de paro y sobre la deuda pública de los países.

Las medidas económicas están priorizando minimizar el impacto sobre el empleo, con ayudas de liquidez a las empresas y de rentas a las familias, lo que no quita que no seamos capaces de saber cuándo recuperarán las economías el empleo perdido.

Sin embargo, si sabemos que se tardarán muchos años en recobrar los niveles de deuda pública que tenían los países antes de la pandemia

Nos vamos a centrar en los planes de recuperación europeos y, en concreto, en el Pacto Verde Europeo (European Green Deal).

A principios de 2020, la Comisión Europea lanzaba su proyecto estrella, que la pandemia no ha hecho más que acelerar con la necesidad de orquestar planes de reconstrucción.

Esta acuciarte necesidad se ha materializado con la presentación del Plan de Recuperación Verde Europeo (conocido como Next Generation EU).

Este nuevo plan, que tiene los mismos objetivos que el Pacto Verde Europeo, amplía la inversión pública hasta 750.000 millones de euros para invertir entre 2021 y 2024.

Así, Next Generation se integra en la negociación de los presupuestos de la Unión Europea desde 2021 hasta 2027, y que antes de la crisis contemplaba un gasto de 1,1 billones de euros.

Esto supone que el plan de reconstrucción casi va a doblar la inversión pública europea los próximos 3 años, siendo financiado con emisiones de deuda por parte de la Comisión Europea para evitar meter más presión sobre la financiación de deuda de los países.

Este hecho representa un cambio histórico en la Unión Europea pues hasta ahora los presupuestos siempre han sido aprobados sobre la base del déficit cero y financiados con recursos y aportaciones de los países miembros.

Partiendo del hecho de que la estrategia de transición verde da coherencia a las políticas e instrumentos diseñados para el actual contexto de crisis sanitaria y económica, es razonable pensar que esto puede ser la palanca para una recuperación sostenible y en consonancia con lo que necesita el Planeta.

Este gran esfuerzo nos puede permitir una salida verde de la crisis con unos resultados más rápidos y sostenibles, como por ejemplo:

Inversión pública verde

La inversión pública considerada hasta el momento en los planes de energía y clima se concentra en infraestructuras que permiten la movilización de volúmenes significativos de inversión privada sin necesidad de subsidios públicos, como puede ser el caso de las smart grids.

Además de favorecer la transformación del modelo productivo, la movilización del gasto privado incrementa el impacto dinamizador de una economía en recesión en aspectos como la inversión privada, el empleo y la utilización de capacidades ociosas de producción.

Es decir, el Pacto Verde Europeo, en general, y los planes de energía y clima, en particular, tendrán efectos indirectos e inducidos sobre la actividad y el empleo aún mayores que en un escenario sin COVID-19.

Eficiencia energética en edificaciones

Las ayudas públicas a las mejoras en la eficiencia energética de las viviendas y todo tipo de edificaciones tienen efectos significativos sobre el empleo y, al depender en mayor medida de trabajo y producción local, tienen mayor potencial dinamizador sobre una economía en recesión.

Además de contribuir a la estabilización a corto plazo, estas medidas tienen efectos de mayor alcance vinculados a la reducción del consumo de energía, la mejora de la seguridad energética y la descarbonización de la economía, por lo que sus beneficios serán mucho mayores que los de un plan convencional para mantener la actividad del sector de la construcción.

Además del estímulo a la actividad a corto plazo, la salida verde a la crisis permite obtener los beneficios colaterales de una mejora tecnológica a medio plazo por el ahorro de energía, la disminución del gasto familiar y la reducción de emisiones contaminantes.

Nuevos nichos de empleo

Esta crisis obligará a poner en marcha políticas activas de empleo que podrán vincularse a la formación en los campos que serán demandados en la nueva economía, es decir los vinculados a la digitalización y la transformación digital, la economía circular, la eficiencia energética, las energías renovables, y la logística, por citar los principales.

Tener una estrategia de futuro facilita enormemente la construcción de políticas sociales y de formación que mejoren las perspectivas de los trabajadores.

Además de vincular la formación de los trabajadores a la economía verde, la gestión del desempleo facilitará la adaptación de éstos a una economía decididamente digital.

El gasto público como dinamizador

Cuando hay una estrategia de transformación de la economía, el gasto público puede servir como un instrumento efectivo que permite racionalizar la producción en muchos sectores y aprovechar economías de escala, minimizar riesgos, acceder a crédito y mejorar sus posibilidades de competir a precios de mercado.

En este marco verde y con una economía en recesión, el gasto público, además de ser un componente esencial en el mantenimiento y estímulo de la actividad económica, puede ser un factor dinamizador de la transformación productiva de la economía.

Fiscalidad verde

También lo que se conoce como fiscalidad verde puede ser una pieza importante en la armonización fiscal de la Unión Europea.

Esto permitiría reorientar los impuestos hacia la protección del capital natural, reduciendo la presión fiscal sobre las rentas del trabajo y el capital sin aumentar la presión fiscal en su conjunto.

Además del efecto de estímulo derivado del aumento de las rentas, se conseguirían mejoras en el bienestar por la disminución de externalidades ambientales y se favorecería la salida verde de la crisis.

A priori, las reformas fiscales en esta dirección tendrían una mayor aceptación social y disfrutarían de un mayor consenso que otras alternativas.

Instrumentos de financiación

Finalmente, una estrategia de recuperación verde daría cierta coherencia a las políticas e instrumentos que van a ser necesarios para financiar las ingentes inversiones que van a ser necesarias.

Un sistema financiero con criterios claros de evaluación y priorización de inversiones juega un papel central por su capacidad para movilizar recursos, reducir los costes asociados al riesgo y conseguir escalas de mercado para los numerosos emprendimientos que van a ser necesarios.


Para terminar, todo esto se puede resumir en la siguiente idea: la Unión Europea se enfrenta a una crisis sin precedentes, pero por primera vez en su historia económica, cuenta con una estrategia de largo plazo para salir de ella.

El tiempo y nuestro acierto en la puesta en marcha de esta estrategia nos dirá si Europa sale reforzada de esta crisis sin precedentes, o por el contrario, no es capaz de aprovechar los recursos que va a movilizar para combatir la crisis sanitaria, la crisis económica y, la más grave de todas, la crisis climática que nos está empezando a acechar.

https://www.ecointeligencia.com/2020/12/pacto-verde-europeo-recuperacion-sostenible/

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