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La tecnología no solo está cambiando la forma en la que trabajamos, sino las condiciones laborales. Muchos de los empleos que existen hoy serán solo recuerdos en el futuro, y la mayoría de los niños que estudian actualmente en primaria trabajarán en campos que aún no existen.
Para que la fuerza de trabajo mundial se adapte a las tecnologías del futuro, necesita mejor salud, educación y acceso a la protección social, según el nuevo Informe de Desarrollo Mundial - La Naturaleza Cambiante del Trabajo (WDR 2019) (i), del Banco Mundial. Pero ofrecer tales beneficios tiene un costo y exige nuevas fuentes de ingresos para los gobiernos. Paradójicamente, la naturaleza cada vez más digital y global de los negocios crea innumerables oportunidades para la evasión fiscal.
No será fácil, como se puede ver en la lectura de los siete capítulos del informe.
La buena noticia es que, en varios países, incluso los de América Latina y el Caribe, hay iniciativas inspiradoras, ya sea por el éxito obtenido o por las lecciones generadas.
El reporte menciona, por ejemplo, el programa Crece Contigo, de Chile, que integra los servicios provistos por los servicios de salud, educación, bienestar y protección. Bajo el proyecto, el primer contacto de un niño con el sistema ocurre mientras está en el útero, durante la primera visita prenatal de la madre.
En Santo Domingo, República Dominicana, un programa de entrenamiento y pasantías para jóvenes pobres que estaban fuera de la escuela aumentó las probabilidades de conquista de un trabajo formal.
Pero el desafío es enorme, y estos, según el WDR2019, son los puntos que hay que abordar:
Automatización e innovación
"El capital humano consiste en el conocimiento, las habilidades y la salud que las personas acumulan a lo largo de la vida, capacitándolas a realizar su potencial como miembros productivos de la sociedad", define el WDR 2019. El documento enfatiza la importancia de ese concepto para el mercado de trabajo del futuro, "que estará marcado por la batalla entre automatización e innovación".
Es decir, para que los trabajadores despedidos por la automatización tengan acceso a los empleos generados por la innovación (investigación, diseño, gestión de equipos, entre otros), necesitarán tener mejor salud y educación. De lo contrario, la productividad de los ciudadanos y sus países quedará perjudicada.
Los expertos consideran que la formación de capital humano comienza antes del nacimiento y continúa cuando se da al niño acceso a guarderías, cuidados preventivos y curativos, saneamiento básico y otros beneficios. Cada dólar invertido en programas de calidad en la primera infancia genera un retorno de 6 a 17 dólares.
Para llamar la atención sobre el tema, el informe se enfoca en el Proyecto Capital Humano, que busca incentivar a los gobiernos a invertir más intensamente en la formación de los trabajadores del futuro. La iniciativa tiene tres componentes:
1) El Índice de Capital Humano, que evalúa 157 países.
2) Un programa de medición e investigación para inspirar la acción política.
3) Un programa de apoyo a las estrategias nacionales para acelerar la inversión en capital humano.
El Índice de Capital Humano da a cada país una puntuación que varía entre 0 y 1, mostrando cuánto falta para que la población obtenga educación completa y salud total. Se toman en cuenta indicadores como supervivencia, aprendizaje y salud, que tienen fuertes vínculos con la productividad. En un país que tenga una puntuación de 0,60, la productividad (como futuro trabajador) de un niño nacido hoy será un 40% menor de lo posible si él tuviera acceso a educación y salud de calidad.
Las habilidades como trabajo en equipo, liderazgo, empatía y resolución de conflictos no entran en el cálculo del Índice de Capital Humano, pero serán fundamentales para el trabajador del futuro, según el estudio del Banco Mundial. Desde 2001, la oferta de empleo en ocupaciones con ese tipo de habilidades aumentó del 19% al 23% en las economías emergentes y del 33% al 41% en las economías desarrolladas.
Renta básica universal
La tecnología popularizó los empleos de corta duración. Esto significa que al mismo tiempo los trabajadores tendrán que pasar la vida actualizándose y necesitarán una red de protección social más fuerte para no quedar desamparados entre un período de ocupación y otro, según el WDR 2019.
Hoy, en todo el mundo, cuatro de cada cinco personas nunca recibieron ningún tipo de protección social, como seguro de desempleo, ayuda-enfermedad o jubilación. También globalmente, casi 2.000 millones de personas trabajan en el sector informal, sin salario estable o beneficios. Este estado de inseguridad solo tiende a profundizarse con las transformaciones en el mercado de trabajo.
Por este motivo, el informe muestra cómo se están intensificando las discusiones en torno a la creación de un ingreso básico universal, que no sustituye a la salud, la educación u otros servicios públicos, pero garantiza condiciones mínimas de subsistencia a todos.
¿Cuánto costaría asegurar ese nivel de protección y aumentar el capital humano?
"Las simulaciones sugieren que los componentes de la construcción del capital humano, incluyendo el desarrollo de la primera infancia y el apoyo a la alfabetización y al aprendizaje de cálculos hasta el tercer año de la enseñanza fundamental, costaría alrededor del 2,7% del PIB total en países de bajos ingresos y un 1,2% del PIB en países de renta media-baja. El costo de un paquete de capital humano más amplio se estima en el 11,5% del PIB en países de bajos ingresos y el 2,3% del PIB en países de renta media-baja”, señala el informe.
La creación de un paquete básico de protección social que incluya una renta básica universal costaría el 9,6% del PIB en países de bajos ingresos, el 5,1% en los países de renta media-baja y el 3,5% en países de renta media-alta (como Brasil). Todo ello requerirá que los gobiernos en el mundo movilicen nuevas fuentes de ingresos.
¿Quién paga?
Cuidar mejora a los ciudadanos y garantizar un nivel mínimo de protección social es posible, de acuerdo con el estudio, con la eliminación de subsidios y exenciones fiscales poco eficientes; la mejora de las regulaciones del mercado de trabajo; y la reevaluación de las políticas tributarias.
El WDR 2019 celebra el esfuerzo para ajustar los sistemas tributarios a la nueva naturaleza digital y global de las empresas, lo que exige formas más modernas de aplicación y fiscalización de los impuestos, pero recuerda cuánto queda aún por avanzar.
Otros impuestos también podrían contribuir a la financiación del capital humano. Entre ellos, los que se aplican a refrescos, tabaco (y sus derivados), emisiones de carbono y bienes inmuebles.
Finalmente, algunos países en desarrollo ricos en recursos naturales pueden conseguir aumentar los ingresos introduciendo o mejorando los tributos aplicables a las industrias extractivas. Impuestos sobre recursos naturales y regalías del gobierno sobre petróleo, gas y minería pueden contribuir sustancialmente a las necesidades de ingresos de muchas economías emergentes.
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