“Un Eco-barrio es un proyecto de planeación urbana que, cualquiera sea su tamaño, se adapta a las características de su territorio y respeta los principios del desarrollo sostenible”.
Así define Bruno Bessis, biólogo con una maestría en fisiología vegetal que trabaja para el Ministerio de Vivienda y Hábitat Sostenible de Francia, a los ecobarrios, el nuevo modelo de gestión de los territorios en las ciudades que busca favorecer su sostenibilidad, una propuesta que, según el experto, disminuye el impacto actual de las ciudades no planificadas.
Y para ejemplificar esa fragmentación, muestra una fotografía de una ciudad en Brasil: en la mitad derecha de la imagen se aprecia un edificio residencial con amplias zonas verdes, grandes balcones y piscina. Un enorme muro le separa de un barrio de estrechas calles, repleto de pequeñas casas con frágiles techos de lata y en desorden, no se ve un árbol, solo se refleja una ciudad dividida (¿o dos?), separada, de barrios fragmentados.
El contraste a esta situación, para citar solo un ejemplo, es la ciudad alemana de Friburgo donde, una antigua base de la OTAN usada en la posguerra, fue transformada en un caso temprano de ecobarrio.
La base, ubicada en el distrito de Vauban y con una extensión de 42 hectáreas, tiene capacidad para 5.000 habitantes. En materia de energía se definió que cada vivienda debería consumir menos de 65 kWh/m2 al año, ello con base en la generación a través de paneles solares y placas fotovoltaicas. Los vehículos solo los usa el 40% de los habitantes que tienen la restricción de transitar a cinco kilómetros por hora. Los árboles se conservaron y se aumentó su número; la calefacción en 100 viviendas se genera desde ellas mismas; se usan cubiertas verdes y se filtra el agua lluvia; por mencionar algunas de sus características, todas definidas con la participación activa de la comunidad y los estamentos del gobierno local.
“Tenemos que planificar las ciudades, hay que organizarlas si queremos que nuestras poblaciones puedan alimentarse, alojarse trabajar, estudiar, transportarse”, afirma al recordar que para 2050, cerca del 70% de los humanos vivirá en ciudades.
Y para neutralizar esa fragmentación, para evitar que las ciudades y sus barrios se vuelvan paupérrimos, para que no se agraven las fracturas sociales; hay que movilizar, según Bessis, al corazón de los ciudadanos y luego a los demás actores de la planificación.
“Para crear un proyecto de ecobarrio, el primer paso es que los ciudadanos lo imaginen, que tengan en su corazón una convicción pues el proyecto es en su territorio”, reiteró.
Esta es la clave para Bessis, la gobernanza, y dentro, la movilización ciudadana como dimensión de aquella, en la que el ciudadano es protagonista de la transformación de su vivienda, de su barrio y con ello, claro, de la ciudad sostenible.
A partir de allí, explicó, se genera el reto de la movilización de los niveles públicos. “Después, necesitamos la voluntad política. Pienso que hay tres ejes fundamentales: la movilización política, la movilización de los técnicos y la movilización de la ciudad los ciudadanos. Si uno de esos ejes no está movilizado ser súper difícil, adelantar operaciones de ecobarrios.
Recordó además que un proyecto de ecobarrios se fundamenta en lo que él llama, dimensiones: dimensión de procesos; dimensión de marco de vida; dimensión de desarrollo del territorio y dimensión de medioambiente y clima.
Dentro de este modelo, la ciudad de Funabashi en Japón, recibió el primer sello ecobarrio por, incluso, trascender este concepto al formular un plan de ordenamiento territorial que conduce no solo a los barrios sino a la ciudad, a la sostenibilidad.
A la pregunta de si las ciudades y barrios de Latinoamérica están preparados para adelantar iniciativas de eco barrio o eco quartier, Bessis señaló que “aunque el territorio sea Japón, una pequeña o gran ciudad en Francia, pensamos que las preguntas que tenemos son las mismas… iguales”. Pero, aclaró, las respuestas, es decir con qué estrategia, con qué acciones sostenibles se transformará el territorio, “tienen que ser adaptadas a cada situación en función del contexto, de la historia, de la cultura de cada territorio”.
En la actualidad, Francia desarrolla más de 50 proyectos de ecobarrios, el 75% de ellos en ciudades y Bessis considera que en Latinoamérica ya se acompañan desde su país, distintas iniciativas que se aprecian como ecobarrios y que muestran que este concepto avanza en general en el mundo, como un aporte al desarrollo sostenible de las ciudades.
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