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Para nadie es un secreto que el Acuerdo de París, con su ambición actual, no evitará que ocurran cambios considerables en nuestro clima. Una investigación de ONU Medio Ambiente de finales de 2017 demostró que los recortes de emisiones prometidos bajo este pacto mundial son solo un tercio de lo que necesitamos para impedir un aumento de temperatura de 2° C a finales de siglo.
Tampoco es ningún secreto que los bosques y la agricultura guardan 30% de la solución a esta crisis climática. Sin embargo, los fondos necesarios para transformar la agricultura y reducir la deforestación representan solo 3% de todas las finanzas públicas relacionadas con el clima.
Esta es la razón por la que ONU Medio Ambiente, BNP Paribas, Rabobank y otros socios decidieron en 2017 cambiar el juego de las finanzas agrícolas y la inversión para las empresas y los agricultores.
La agricultura contribuye enormemente a la desaparición de los bosques tropicales, a un ritmo equivalente a 26 campos de fútbol cada minuto. Con una población mundial que alcanzará 9 mil millones de personas en 2050, la agricultura necesitará producir 50% más de alimentos, pero esto no debería significar que derribemos más árboles.
No existe un enfoque único para este problema. Las soluciones implican utilizar mejor la tierra degradada (en lugar de deforestar más bosques), aumentar la producción en las tierras agrícolas existentes y avanzar hacia sistemas agroforestales integrados donde los cultivos, el ganado y los bosques se mezclan. La experiencia demuestra que la agrosilvicultura beneficia al clima, preserva la biodiversidad y brinda a los agricultores mejores medios de vida.
Un ejemplo es el caso de Zaqueu Miguel. El gobierno brasileño le dio a él y a varios cientos de agricultores lotes de 1.7 hectáreas cada uno fuera de Ribeirão Preto, en el sureste de Brasil, con la condición de que reforesten 20% del área y destinen 15% a la agrosilvicultura. Aunque estaban escépticos al principio, los agricultores ahora apoyan este sistema.
"En un bosque, cuando un árbol cae, se abre un claro y allí sucede una infinidad de formas de vida. En la naturaleza esto sucede de vez en cuando, pero en la agrosilvicultura hacemos que esto ocurra más a menudo. Tenemos estudios que muestran que este pulso, de caída y crecimiento, es mucho mejor en términos de clima, suelo y agua", dijo a The Guardian.
"Yo solía necesitar un lecho entero para la lechuga, otro para el repollo ... Hoy, en el mismo espacio, siembro cinco veces más de lo que plantaba antes", relató Miguel.
Para llegar a este punto, los agricultores necesitan conocimientos técnicos, y las comunidades y las empresas necesitan incentivos para restaurar los paisajes degradados. Todo esto significa dinero.
"Si queremos ver un cambio como el que tenemos en la energía -de una economía basada en combustibles fósiles a una basada en renovables- y lograr que el sector privado participe, tenemos que eliminar algunos de los costos y riesgos relacionados con la transición hacia el uso sostenible de la tierra", explicó Ivo Mulder, Coordinador de Finanzas y del Sector Privado de la Unidad de Ecosistemas Terrestres de ONU Medio Ambiente. "La financiación concesional es prácticamente inexistente en el uso de la tierra".
ONU Medio Ambiente toma una parte proactiva en esta transición mediante el apoyo y el desarrollo de mecanismos de financiación sostenible.
Uno de los primeros es el Mecanismo de Financiación de Paisajes Tropicales, una asociación entre ONU Medio Ambiente, BNP Paribas, el Centro Mundial sobre Agroforestería y ADM Capital en Indonesia. Su objetivo es llevar financiamiento a largo plazo a proyectos y compañías que estimulan el crecimiento verde, y mejorar los medios de vida rurales en Indonesia a través de un fondo de préstamos y donaciones en el que BNP Paribas trabaja para estructurar los préstamos en bonos.
El primer proyecto entra en funcionamiento en 2018 e involucra un préstamo a largo plazo de US$ 95 millones para empresa que desarrolla plantaciones de caucho natural en Sumatra, Indonesia. Aproximadamente la mitad de la concesión de 90,000 hectáreas se destinará a programas de conservación e iniciativas comunitarias que incluyen un área de conservación de vida silvestre de 9.000 hectáreas, evitar las emisiones de 24 millones de toneladas de CO2 equivalente y secuestrar otros 15.4 millones de toneladas.
El proyecto beneficiará a unas 50.000 personas. Incluye 16.000 nuevos empleos y mejores medios de subsistencia para más de 20.000 agricultores.
"Estas iniciativas pueden hacer una diferencia considerable para mejorar el medio ambiente, la biodiversidad o el desarrollo social", dijo Jean-Laurent Bonnafé, director ejecutivo de BNP Paribas. "Este acuerdo [el mecanismo financiero] muestra una nueva forma en la que los gobiernos, las empresas y las instituciones trabajan juntas para desarrollar soluciones".
Rabobank también se ha conectado con ONU Medio Ambiente para crear un fondo de mil millones de dólares destinado a financiar la agricultura sostenible y estimular la protección de los bosques.
Este mecanismo proporcionará subvenciones, instrumentos de reducción de riesgos y créditos para los clientes involucrados en la producción agrícola sostenible y el procesamiento o comercio de materias primas blandas -siempre que sigan estrictas disposiciones para la protección o restauración forestal, y la participación de pequeños propietarios.
Uno de los primeros países de enfoque es Brasil, donde la coalición busca financiar prácticas integradas de cultivo, ganadería y silvicultura en los 17 millones de hectáreas de tierra cultivable bajo la administración de agricultores brasileños financiados por Rabobank.
"Está claro que se necesita una forma diferente de prácticas agrícolas que incluya incentivos y disposiciones para proteger los ecosistemas forestales y restaurar las tierras degradadas", dijo el director ejecutivo de Rabobank, Wiebe Draijer.
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