Por Ursula Giedion.
Las continuas innovaciones
farmacéuticas han contribuido significativamente a mejorar la
salud, el pronóstico y la calidad de vida de millones de personas. El número de
medicamentos nuevos aprobados por la Food and Drug Administration(FDA,
por sus siglas en inglés) ha
aumentado regularmente desde su creación, tendencia que se
refleja a nivel global y que posicionó a 2017
como un año récord.
Pero estas innovaciones traen un costo y han
significado un aumento en el gasto en salud alrededor del mundo. Según un
reciente análisis de
la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE),
la innovación tecnológica explicaría entre un 25% y un 70% del crecimiento del
gasto en salud. Además, es considerado el tercer componente más importante del
gasto en salud, luego de la atención hospitalaria y la ambulatoria. Es un gasto
que está creciendo rápidamente, más aún debido a que están apareciendo
medicamentos cada vez más costosos.
Estos hechos, sumados a un lento crecimiento de los
ingresos en el sector de la salud, han obligado a los gobiernos alrededor del
mundo a implementar un conjunto de medidas para
controlar el gasto de medicamentos. Una de ellas, ampliamente
utilizada, es la regulación de precios.
Esta estrategia me hace reflexionar sobre el mito
de la Hidra de
Lerna, aquel monstruo al que cada vez que Hércules le cortaba una
cabeza, le salían dos. Lo mismo puede suceder si se considera la regulación de
precios de medicamentos como única solución al problema del aumento en el gasto
farmacéutico, potencialmente creando nuevos retos.
Entonces,
¿realmente puede la regulación de precios controlar el gasto en salud?
Sorpresivamente, no parece existir mucha evidencia
sobre la relación entre regulación de precios y control del gasto en salud. ¿No
sería lógico que al bajar los precios disminuyera también el gasto? Quizás no
sea así y este estudio parece
demostrarlo.
Dado que el gasto total depende tanto de los
precios de los medicamentos como de las cantidades consumidas y que además no
todos los productos se someten a una regulación de precios, cabe por lo menos
preguntarse si la regulación de precios en un subconjunto de medicamentos:
- ¿será
compensada por un aumento en las cantidades de los productos regulados y
no regulados?
- ¿aumentarán
los precios de los productos no regulados?
Se han encontrado efectos de compensación similares
frente a medidas de control del gasto en salud en otras áreas. Por ejemplo,
desde hace mucho tiempo existe evidencia de que
controlar las tarifas de los médicos puede conducir a un rápido
aumento en el número de servicios que ellos proveen, con el fin de mantener su
nivel de ingresos.
En definitiva, vale
la pena explorar si una medida de control de un gasto en salud puede ser eficaz
si solo se aborda un lado de la ecuación.
Esta interrogante es, precisamente, la que intenta
responder un reciente análisis sobre el impacto
de la regulación de precios desde la perspectiva de las casas
farmacéuticas. Con base en datos de Colombia, donde se ha implementado una
política de regulación de precios de algunos medicamentos, se evaluó si éstas
reaccionaron frente a la reducción de precios de medicamentos regulados,
ajustando las cantidades y/o precios de los productos no regulados en su
inventario.
La respuesta corta es que, efectivamente, la
mayoría de las casas farmacéuticas analizadas mostraron una tendencia a
compensar reducciones de precios por el efecto de la regulación con ajustes en
los precios o cantidades de otros productos. Como resultado, sus ingresos no
parecían haberse reducido de manera significativa. No obstante, como los
ingresos de unos son los gastos de otros, cabe preguntarse sobre el alcance
real que ha tenido la regulación de precios como medida de control del gasto
farmacéutico.
Los resultados son, por ahora, estadísticas
meramente descriptivas que no permiten hablar de una relación causal entre lo
uno y lo otro. Parecen, sin embargo, coincidir con conclusiones que apuntan a un
mensaje contundente para la política pública: las medidas de
control del gasto farmacéutico deben tener un enfoque más amplio
considerando tanto los precios como las cantidades en la ecuación. En efecto,
ya muchos países, entre
ellos algunos de la OCDE, están adoptando “combos” de política de
racionalización del gasto farmacéutico, en vez de concentrarse solamente en la
regulación de precios. De lo contrario, pasará como en el cuento de la hidra
que mencionaba antes, al cortar una cabeza, saldrán dos.
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