Las grandes ciudades, asoladas por el calentamiento global


Aunque la temperatura media global ha aumentado a un ritmo sostenido en las últimas décadas, los días más calurosos del año han crecido a un ritmo mucho mayor, afectando especialmente a las grandes ciudades del mundo. 

Lo ha descubierto un grupo de investigadores de la Universidad de California, que en vez de examinar la temperatura media del planeta, estudiaron la tendencia de los días más calurosos a través de 9.000 estaciones meteorológicas repartidas por todo el mundo. 

Así constataron que los núcleos urbanos de más de 5 millones de habitantes de Europa, Asia y Australia han sido los más afectados por el acelerado crecimiento de las temperaturas extremas. 

También que el 93% de las grandes ciudades se han visto afectadas por estos episodios de días de calor extremo en los últimos 50 años. Entre 1966 y 2015, el 70% de las ciudades han estado afectadas por días de calor extremo. 

50 y 30 años 

El estudio, publicado en la revista Earth’s Future, de la American Geophysical Union, demuestra que el ritmo de elevación anual de temperatura en un solo día es de 0,19ºC por década en los últimos 50 años (hasta 2015). 

En los últimos 30 años, la aceleración ha sido de 0,25ºC por década, un aumento más rápido que la temperatura media anual en la superficie terrestre, que es de alrededor de 0,20ºC por década para el período 1986-2015. 

Entre  1986 y 2015, la clasificación de días más calurosos la preside Houston con +0,99ºC, seguida de Moscú  con +0,92ºC; Harbin  con +0,85ºC; París con +0,82ºC y Bangkok con +0,78ºC. 

España figura con dos ciudades señaladas por padecer días calurosos extremos: Barcelona y Madrid. Para el período 1966-2015, Barcelona aparece en segundo lugar después de París con un aumento de 0,60ºC por década y Madrid con 0,26ºC. Para el período 1986-2015, Barcelona aparece con +0,39ºC y Madrid con +0,01ºC. 

En las ciudades de más de 5 millones de habitantes, el cambio medio es de 0,33ºC por década, señala el estudio. En los últimos 30 años, diez grandes ciudades han conocido variaciones superiores a 0,60ºC por década, especialmente París, Moscú, Houston y las ciudades del este de Asia. 

Los investigadores informan que de su análisis de las lecturas de temperatura de los períodos más recientes de 50 y 30 años se descarta la posibilidad de que la variabilidad climática natural sea responsable del aumento de la temperatura en las ciudades.

Efectos catastróficos 

Además del dato descubierto, hay que tener en cuenta que estos eventos han tenido un grave daño humano: la ola de calor que tuvo lugar en Europa en 2003 causó aproximadamente 70.000 muertes, y otra en Rusia en 2010 mató a casi 55.000 personas. En Estados Unidos, se registraron un promedio anual de 658 muertes por calor excesivo entre 1999 y 2009. 

Los investigadores destacan asimismo un fenómeno urbano conocido como "efecto de isla de calor". En ambientes dominados por asfalto, hormigón, vidrio y acero, el aire caliente permanece y los rayos abrasadores del sol se dispersan y reflejan fuera de superficies duras. Si bien las extensiones de vegetación verde y el agua en la naturaleza ayudan a absorber o disipar el calor, las ciudades lo amplían. 

Efi Foufoula-Georgiou,  autora principal del estudio, resume en un comunicado los resultados de esta investigación. Señala que la temperatura media anual mundial ha aumentado en las últimas tres décadas a una velocidad de 0,20 grados centígrados por década, y que la temperatura máxima del año ha aumentado a un ritmo mucho más rápido, dos o tres veces más, en  regiones como Eurasia y partes de Australia, y más de tres veces más en algunas megaciudades. Añade que estos resultados son alarmantes y evidencian aún más el severo impacto del calentamiento global en personas de todo el mundo. 

Nuestra prioridad en este estudio fue investigar si los cambios se aceleraron en los últimos 30 años, explica por su parte el autor principal, Simon Michael Papalexiou. Elegimos profundizar en las condiciones de las megaciudades, donde las temperaturas extremas tienen más consecuencias. La pregunta ahora es: ¿continuará esta aceleración en el futuro? Porque si lo hace, los efectos adversos para las sociedades humanas serán inevitables.


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