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Nuestro hogares tienden a ser el foco de gran parte de nuestro consumo. La creación de un nuevo hogar, su mantenimiento frecuente, y la gestión de nuestro estilo de vida implica una serie importante de comportamientos de consumo.
Ya sea la vivienda de nuestra propiedad o alquilada, de nueva construcción o antigua, en cualquier caso, su impacto en la sostenibilidad estará integrado por un número importante factores de diversa índole.
Estos son los principales factores que afectan a la sostenibilidad de nuestro hogar:
l La construcción del edificio, que contará con el terreno, la energía, el agua y los materiales consumidos, los residuos generados y, en el caso de nuevas promociones en terreno no edificado antes, la pérdida de los servicios del ecosistema de ese espacio de tierra.
l Calefacción, refrigeración e iluminación. Dependiendo del clima, la mayoría de los hogares consumen energía para calentar o refrigerar los espacios según lo requieran las distintas estaciones, para obtener Agua Caliente Sanitaria (ACS), y la iluminación.
l La energía que utilizan los dispositivos. Las casas actuales tienden a estar llenas de elementos que consumen energía, incluyendo electrodomésticos, los dispositivos de entretenimiento en el hogar, ordenadores, teléfonos, duchas de hidromasaje y diverso aparataje eléctrico. Durante los últimos 25 años los edificios de viviendas en los que viven los europeos han mejorado en eficiencia energética en una cuarta parte, por medio de un mejor aislamiento y sistemas de calefacción más ecoeficientes.
Sin embargo, la disminución de consumo ha sido compensada por el crecimiento de equipos que utilizan energía dentro del hogar.
l El consumo de agua en el hogar. Dependiendo de la zona del mundo donde vivimos, el agua doméstica puede ser gratis, pagada por medio de una tarifas única no relacionada con el uso, o medida y pagada en función de la cantidad utilizada. En los primeros casos, es fácil pensar en el agua como un recurso gratuito, menos importante que la energía a la hora de su conservación, ya que el agua no se destruye por el uso, sino que simplemente se reúne con el ciclo global del agua en otros lugares. No obstante, la energía y los recursos necesarios para purificar y distribuir el agua para su uso doméstico tiene un impacto muy significativo en su grado de sostenibilidad, y afectan incluso en regiones donde el agua no es precisamente escasa.
l La gestión de residuos domésticos, que se refiere a los productos de desecho y desperdicios generados por la vida en el hogar.Nuestros residuos suponen un coste elevado de procesado
l El mantenimiento del edificio, del jardín y los productos, como los de limpieza, fertilizantes, pinturas y otros muchos.
l Los muebles para la vivienda, y enseres como alfombras, cortinas, muebles, representan compras poco frecuentes de alto valor unitario, aunque en años recientes ha existido la tendencia a considerar estos productos de moda, provocando una variante de obsolescencia programada. El valor implícito de estos artículos puede ser parcialmente conservado a través del consumo colaborativo.
El trueque de enseres es parte de la economía colaborativa.
Poniendo especial énfasis en el empleo de criterios sostenibles y en el fomento del consumo responsable, nuestro hogar puede ser tan ecointeligente como nosotros mismos. Ponte en marcha, el Planeta y tu bolsillo te lo agradecerán.
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