Smart City, lo difícil es pasar de la estrategia a la realidad

by  on 27 septiembre, 2016 in DISEÑO

Es cierto. La ciudad inteligente ó Smart City está de moda, y no hay urbe que se precie cuyos políticos no hayan anunciado o presentado planes estratégicos para su ciudad se suba a este carro.

De ahí que esté próximo el momento en que los proyectos de Smart City tengan que ir más allá de las experiencias actuales y convertirse en realidades con impacto en la gestión municipal y la vida del ciudadano.

La incorporación de tecnología en los distintos servicios municipales tiene todavía mucho recorrido, pero en general hay que dar el salto hacia una visión horizontal en la gestión que facilite las sinergias entre servicios y la participación de todos los actores de la ciudad conformando lo que se denomina el ecosistema Smart City.

Este es el gran desafío al que se enfrentan nuestras ciudades y superarlo es el paso previo a convertirse en ciudades conectadas y, finalmente, ecointeligentes.

De hecho, para el ciudadano medio, el concepto de Smart City, aunque lo conoce ó le suena, está lejos de poder ser considerada una realidad que le afecte, ya que únicamente lo relacionan con mejoras fruto de la aplicación de tecnología.

Dar el salto necesario requiere que las ciudades superen diferentes barreras en función del momento y de las circunstancias particulares de cada una de ellas.

Así, los expertos coinciden en identificar 6 áreas de trabajo comunes para pasar de la estrategia a la ejecución. Aquí las esbozamos:

1. Liderazgo claro y disponer de una organización con capacidad de ejecución y visión transversal

El alcalde debe asumir el pleno liderazgo del proceso. Posee la capacidad de marcar la agenda y asignar los recursos, y es también el responsable de impulsar una organización transversal que implemente y facilite las sinergias entre los distintos y numerosos servicios.

2. Visión compartida de ciudad y un plan de acción a largo plazo

En la ciudad, como ecosistema complejo que es, intervienen múltiples agentes, y no se puede transformar en un único ciclo de mandato municipal. Es preciso manejar horizontes temporales a largo plazo que obliguen a buscar consensos, incluso fórmulas de colaboración entre ayuntamientos, que permitan afrontar retos difícilmente salvables en solitario o en el corto plazo. Para ello, la participación y la colaboración del ciudadano se antoja como imprescindible.

3. Nuevo modelo de relación entre la Administración y las empresas

Este nuevo modelo debe apoyarse en un marco legal adaptado que facilite la integración de servicios, el desarrollo de estrategias de relación a largo plazo y la incorporación del pago según nivel de servicio en función del cumplimiento de indicadores, en lugar de la habitual cantidad fija en función de los recursos dedicados.

4. Solución tecnológica abierta como punto de partida
La opción TIC elegida tiene que ser estándar, horizontal, interoperable y escalable. El objetivo es integrar el conjunto de sistemas sectoriales en una plataforma de gestión de la ciudad que provea inteligencia y movilice a ciudadanos y empresas, sentando la base para la creación de un escenario innovador.
5. Modelos de financiación que consideren la participación privada
La colaboración de la empresa privada permite un avance más rápido y eficaz en la transformación de los servicios y aporta capacidades y conocimientos específicos que los ayuntamientos por si solos no poseen.
6. Modelos de negocio sostenibles
La materialización de los beneficios de una Smart City requiere que los diferentes servicios que la conforman se mantengan en el tiempo. Las plataformas de Smart City generan información valiosa que permite evolucionar los modelos de negocio más tradicionales en una doble dirección:
– La mejora de la gestión de la ciudad, avanzando hacia servicios gestionados en base al uso o a indicadores de calidad o ahorro que permiten una mayor eficiencia y el retorno de las inversiones.
– La puesta a disposición de terceros de la información (Open Data), abriendo nuevos modelos más basados en la economía participativa y el emprendimiento. Es la economía de los datos (Economy of Data).

Las ciudades pueden convertirse en laboratorios vivos que generen soluciones exportables.

En definitiva, debe ser cada ciudad la que defina su propia visión y ritmo de transformación hacia una gestión inteligente. Sin embargo, para lograr un avance efectivo es imprescindible, además del liderazgo de los propios ayuntamientos, la implicación del resto de niveles de la Administración, de las empresas, de las universidades y, por supuesto, de los ciudadanos, lo que permite generar un ecosistema de ciudad involucrado en que la Smart City sea una realidad.
¿Quieres profundizar en el tema? Pues accede a más información sobre la Smart City en el estudio realizado por el Centro de Innovación del Sector Público de PwC e IE Business School y titulado Smart Cities: La transformación digital de las ciudades, también disponible en nuestro fondo documental.


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